Anillos y coraje
Todos los que me conocen, saben ya -a fuerza de oírmelo repetir- de mi inveterada afición por los escritos de J.R.R. Tolkien, y en especial por "El Señor de los Anillos". Mucho se ha escrito ya sobre el tema, y no creo que vaya a añadir ninguna idea original sobre ello, pero no me resisto a recordar la inflexible determinación de Frodo en el cumplimiento de su misión, la inquebrantable lealtad de Sam, la peculiar amistad de los antes antagónicos Legolas y Gimli... Y, cómo no, la continua y constante labor de Gandalf para insuflar coraje y valentía allí donde empezaran a desfallecer.
Debo reconocer que, para mí, este libro llegó a tener un uso ciertamente terapéutico: en momentos de, podríamos decir, "ánimos bajos", su lectura conseguía ponerme de nuevo en paz conmigo mismo y mis circunstancias. Será su estilo elegante, su tono épico, su incesante optimismo a prueba de bombas -y de orcos-...
Para algunos serán "historias de muñequitos", algo fuera de la realidad y sin conexión con la vida real. Pero otros vemos más allá, y vemos el genio de un escritor enamorado de su trabajo, con una visión preclara y un don para la narración épica.Y para aquellos que, como yo, han disfrutado con la adaptación cinematográfica de Peter Jackson, les gustará saber que ha salido un avance de la versión extendida de "El Retorno del Rey", que pongo a vuestra disposición.
Gracias, John Ronald Reuel.
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