Pan y morbo
Uno se sorprende, al considerar la oferta televisiva actual, de la gran proliferación de ¿programas? de cotilleo morbo-sentimental, como Salsa rosa, Aquí hay tomate, Corazón corazón, y sus acompañantes tipo Gran Hermano. No tengo claro si están incluidos entre lo que se llama en los medios, curiosamente sin ningún tipo de pudor, como "telebasura", pero cumplen todos los requisitos. Y creo que el hecho merece una cierta reflexión.
Soy plenamente consciente de la atracción oculta (o no oculta) que la naturaleza humana tiene por indagar en las vidas ajenas, sobre todo en aquellos aspectos más, podríamos decir, íntimos. Y reconozco sin tapujos que yo mismo podría dejarme llevar por esa atracción, y engancharme sin remedio al carro del "cuore" ajeno. Pero al contemplar esta situación con un poco de perspectiva, se percibe claramente la irrealidad (i.e., falsa realidad) en la que viven muchos de los protagonistas de estas charadas sentimentales, la vacuidad de sus preocupaciones, la banalidad de sus éxitos. Y al apuntarme al carro, yo también me salgo de la realidad, me evado de lo cotidiano, de lo que realmente vale, que es justamente lo que esta gente, en su carrera alocada, deja a un lado.
Y, en contraste, me parecen mucho más loables todas esas gentes anónimas que ponen sus esfuerzos en su trabajo, en su familia, en sus amigos, y no en correr sin sentido en busca de un nuevo amorío, de otra aventura, que poder vender en exclusiva. Y, por supuesto, mucho más reales.
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