domingo, junio 12, 2005

Volvemos a la carga

Después de un parón realmente considerable, digamos que rectificar es de humanos, y volvemos a la carga en lo que a "producción blógica" se refiere. El tiempo, ah, el tiempo: un bien tan escaso, tan mal utilizado, tan deseado. De momento, sólo decir que estamos de vuelta. Que no es poco.

sábado, noviembre 06, 2004

Made in U.S.A.

Ya pasaron finalmente las elecciones americanas, y pudimos descansar, informativamente hablando. Es curioso el empeño de nuestro gobierno por desmarcarse del faldón americano, y el de los medios informativos por saturarnos on-line con el proceso electoral. Después de todo, es el país más poderoso del mundo.
Y como la información nunca es imparcial, se nota un tufillo (o tufazo) pro-Kerry en todos los medios de este país. A los affaires bélicos del ahora reelegido presidente -con poca aceptación en el gremio progresista/pacifista-, se une su beligerante defensa de valores tradicionales -con menos aceptación todavía-, y la masa informativa era un clamor anti-Bush. Qué decepción.
Poco conozco de los programas electorales de ambos -no es mi país-, pero alguna cosa sí que tengo clara: nunca confíes en un supuesto católico pro-abortista. Kerry, aclárate cuanto antes.

domingo, octubre 31, 2004

Pan y morbo

Uno se sorprende, al considerar la oferta televisiva actual, de la gran proliferación de ¿programas? de cotilleo morbo-sentimental, como Salsa rosa, Aquí hay tomate, Corazón corazón, y sus acompañantes tipo Gran Hermano. No tengo claro si están incluidos entre lo que se llama en los medios, curiosamente sin ningún tipo de pudor, como "telebasura", pero cumplen todos los requisitos. Y creo que el hecho merece una cierta reflexión.
Soy plenamente consciente de la atracción oculta (o no oculta) que la naturaleza humana tiene por indagar en las vidas ajenas, sobre todo en aquellos aspectos más, podríamos decir, íntimos. Y reconozco sin tapujos que yo mismo podría dejarme llevar por esa atracción, y engancharme sin remedio al carro del "cuore" ajeno. Pero al contemplar esta situación con un poco de perspectiva, se percibe claramente la irrealidad (i.e., falsa realidad) en la que viven muchos de los protagonistas de estas charadas sentimentales, la vacuidad de sus preocupaciones, la banalidad de sus éxitos. Y al apuntarme al carro, yo también me salgo de la realidad, me evado de lo cotidiano, de lo que realmente vale, que es justamente lo que esta gente, en su carrera alocada, deja a un lado.
Y, en contraste, me parecen mucho más loables todas esas gentes anónimas que ponen sus esfuerzos en su trabajo, en su familia, en sus amigos, y no en correr sin sentido en busca de un nuevo amorío, de otra aventura, que poder vender en exclusiva. Y, por supuesto, mucho más reales.

domingo, octubre 24, 2004

Pasarela tenística

Como nuestros amigos de El Mundo se han encargado de publicar, con su habilidad característica para estos temas, parece ser que en el torneo de tenis Masters Series de Madrid han introducido un "cambio en la intendencia": en lugar de los habituales niños (y niñas) recogepelotas, se han traído a unas despampanantes modelos de pasarela, "ataviadas" con ajustados tops, para realizar tales tareas... y, de paso, "alegrar los sentidos" de los asistentes -incluido, por supuesto, el público televisivo, que es el que realmente paga el torneo, gracias al movimiento publicitario que genera-.
La verdad, me da pena por los tradicionales recoge-pelotas, que habitualmente eran chavales del club de tenis organizador del torneo, y tenían de esta manera una buena oportunidad para estar cerca de sus ídolos y, por qué no, ganarse quizá algún autógrafo. En su lugar, aparecerán unas pobres chicas, puestas en exposición para la satisfacción ocular de algunos. "Hay que adaptarse a los tiempos", dirán unos; "en otros deportes hay cheer-leaders", apuntarán otros... pero ninguno de ellos querría ver a su hermana como blanco de ese tipo de miradas ajenas. Paradojas cotidianas.

domingo, octubre 17, 2004

Anillos y coraje

Todos los que me conocen, saben ya -a fuerza de oírmelo repetir- de mi inveterada afición por los escritos de J.R.R. Tolkien, y en especial por "El Señor de los Anillos". Mucho se ha escrito ya sobre el tema, y no creo que vaya a añadir ninguna idea original sobre ello, pero no me resisto a recordar la inflexible determinación de Frodo en el cumplimiento de su misión, la inquebrantable lealtad de Sam, la peculiar amistad de los antes antagónicos Legolas y Gimli... Y, cómo no, la continua y constante labor de Gandalf para insuflar coraje y valentía allí donde empezaran a desfallecer.
Debo reconocer que, para mí, este libro llegó a tener un uso ciertamente terapéutico: en momentos de, podríamos decir, "ánimos bajos", su lectura conseguía ponerme de nuevo en paz conmigo mismo y mis circunstancias. Será su estilo elegante, su tono épico, su incesante optimismo a prueba de bombas -y de orcos-...
Para algunos serán "historias de muñequitos", algo fuera de la realidad y sin conexión con la vida real. Pero otros vemos más allá, y vemos el genio de un escritor enamorado de su trabajo, con una visión preclara y un don para la narración épica.Y para aquellos que, como yo, han disfrutado con la adaptación cinematográfica de Peter Jackson, les gustará saber que ha salido un avance de la versión extendida de "El Retorno del Rey", que pongo a vuestra disposición.
Gracias, John Ronald Reuel.

martes, octubre 12, 2004

No es lo mismo

Me ha sorprendido enormemente el elogioso artículo que Juan Manuel de Prada dedica al tristemente famoso Russ Meyer, cuyas películas no duda en calificar de "cima de veneración cinéfila" y "obras maestras". De su estilo dirá nada menos que "hace de la zafiedad una forma de desesperado sarcasmo". Y lindezas semejantes.
No me considero, ni mucho menos, un intelectual, y en ocasiones como estas casi agradezco no serlo. Y es que hay muchos "de ellos" empeñados en calificar como "artístico" cualquier desafortunado exabrupto que, eso sí, será una "expresión irrepetible de una mente tumultuosa".
Personalmente -y por fortuna- no he visto esas películas. Hasta hace unas semanas, en que la muerte de este "cineasta" salió a la luz pública, ni siquiera sabía de su existencia. Ciertos medios se hicieron rápido eco de la noticia, publicando también artículos sobre su trayectoria cinematográfica. Y no hace falta ser un lince para ver por dónde irán sus películas, así que prefiero ahorrarme el mal rato e invertir mi tiempo en otras actividades. Y eso no es cerrar los ojos a la realidad, es sentido común.
En mi molesta opinión, el arte ensalza al hombre, y el pseudo-arte envilece. La zafiedad no es artística. Es zafia.

domingo, octubre 10, 2004

Sí, es posible

Alquien me comentaba hace poco, con tono de "curtido en mil batallas", que no creía que fuera posible un matrimonio para toda la vida, un amor para siempre, total, radical. Que quizá no hubiera más remedio que "estar juntos" una temporada, mientras fueran bien las cosas, y luego cada uno por su lado. Que era lo mejor, lo más realista.
Y me niego a creerlo. Totalmente. Rotundamente.
Y no porque sea un inconsciente, ignorante de las dificultades, de nuestras limitaciones, de nuestras fluctuaciones. Ni porque sea un soñador, de cuentos bonitos pero imposibles.
Me niego, en primer lugar, porque un amor de verdad tiene que ser así. Al menos, en la intención. No puedo querer con rotundidad si no es para siempre. Si no, estoy engañando. A mí, al otro.
Me niego porque lo he visto, y no una, sino muchas veces. He visto matrimonios que, a pesar de los pesares -que son, que hay, que habrá siempre-, no sólo sobreviven, sino que avanzan juntos, demostrando día a día que es posible, aunque se dejen jirones de sí mismos -que no pierden, sino que entregan al otro-.
Pero no es fácil. Hay que estar dispuesto a empezar cada día, a recomenzar continuamente. Y eso no es fácil. Para mí ni para nadie. Pero es posible.
Que estos párrafos sean un homenaje a los que lo han hecho posible. Quizá no llegaron a ser lo que un día soñaron -el amor marca barreras, crea limitaciones, gustosas, pero reales-, pero han llegado a algo mucho más grande. Y se lo merecen.

jueves, octubre 07, 2004

Cuestión de palabras...

En la "era de la comunicación" en la que nos hallamos inmersos, la fuerza del marketing en la transmisión de ideas es mucho mayor de lo que, a primera vista, puede parecer. Al predominar en el receptor una actitud pasiva ante lo que recibe -fruto de una dilatada y continua experiencia frente al televisor-, lo importante no es tanto lo que nos llega sino su apariencia: un buen envoltorio "seguro que ofrece algo interesante".
Por eso, no dejo de sorprenderme ante la taimada astucia de tantos medios que, so capa de progresismo liberal y liberador, venden baratijas como si fueran diamantes. Si a un imaginario extraterrestre, en visita turística por nuestro país, intentaras explicarle por qué a una clínica abortiva se la llama "centro de planificación familiar", o al simple y llano aborto lo denominamos "interrupción voluntaria del embarazo", uno tendría que echar mano de toda su capacidad argumentativa... para concluir que es imposible.
Ahora toca el así llamado "matrimonio de homosexuales", lo cual es una contradicción "in terminis", ya que el matrimonio es, como todo el mundo creía saber hasta ahora, la unión de un hombre y una mujer, con una serie de características -para toda la vida, y detalles nimios semejantes-. Por no hablar de la moda imperante en ciertos ambientes de hablar de los "heteros" -como si fueran una especie de bichos raros y, sobre todo, carcas-, o de lo último en terminología freeky, como es "metro-sexual", creada para "normalizar" el término homosexual; para que, digamos, te salga más natural. Y sobre este tema, aconsejo echar un ojo a este libro, que apunta ideas muy sugerentes.
Me gusta mucho el marketing pero, señores, seamos honrados.

domingo, octubre 03, 2004

Padres... y madres

Hace unos días fui a visitar a un amigo que acababa de ser padre por vez primera. Tras otorgar los consabidos parabienes y alabanzas a la criatura -totalmente justificados: es una niña realmente preciosa-, me di cuenta de la "normalidad" con que aquella joven familia afrontaba la situación. Me dejaron sostener a la pequeña... ¡sin lavarme las manos!; no hicieron tragedias de los normales contratiempos que supone cuidar a un bebé... en definitiva, no cayeron en la histeria vital que, con demasiada frecuencia, afecta a muchos padres -y madres, seamos políticamente correctos- actuales, primerizos o no.
Me recordaba también a otro matrimonio amigo que, jocosos, me comentaban que su pediatra les había prohibido tener gatos en casa, por no se sabe qué extraña posibilidad de contagio de una peligrosa enfermedad. Ellos, criados en un ambiente rural y con una buena dosis de sabiduría popular -que por esos lares no suele faltar-, eran conscientes de que "toda la vida" hubo gatos -y demás fauna- en sus casas de pequeños y que, hasta la fecha, no había pasado nada. Así que mantuvieron en casa sus dos mascotas gatunas -con cierto cuidado, eso sí, de que tuvieran poco contacto con el bebé, porque también hay que ser prudentes-.
Y el problema es que estas paranoias tempranas se transmiten después a la educación del niño, logrando una variada profusión de complejos pseudo-paternalistas, que ahogan la autoridad y delegan la responsabilidad. Y sale lo que sale. O lo que no sale.
Así que, aunque sea poco normal, viva la "normalidad".

sábado, octubre 02, 2004

Comenzamos...

Nuevo en esto de *bloguear*. Será cuestión de empezar, hacia adelante y como se pueda.

Tendría su gracia que, al final, autores de ciencia-ficción -estoy pensando en Orson Scott Card y su serie de Ender- tuvieran razón, y las "redes" tengan una influencia real en la política y en la opinión pública.

El problema es conseguir que se popularicen los bloggers adecuados: es muy fácil escribir quasi-anónimamente sobre lo divino y lo humano, y mucho más complicado hacer juicios certeros de la realidad. Habrá quien diga que la "selección natural" de la selva internética hará caer a los mediocres y ensalzará las mentes preclaras. Esperemos.

Y, por supuesto, miles de blogs anónimos expondrán al universo sus opiniones, pensamientos, razonamientos, quejas y demás, tantas veces sin más espectadores que su propio reflejo en la pantalla. Y esto es también libertad.

Brindemos por los bloggers. A partir de ahora, yo también estaré incluido. Estoy dentro.